¡FEMUR! El hueso más largo e indispensable para poder bailar y saltar o también el proyecto de Arturo KJ, un proyecto desquiciado, rotundo, sin fisuras, un viaje a los orígenes.
Orígenes plácidos, carentes de pulcra cultura, desinhibidos y frescos en su despertar. Orígenes salvajes, donde palabras como metódico, refinado y limpio no tienen cabida. Orígenes con dos bases… ¡Golpe y Fuzz!.
Es probable que todos hayamos crecido, un proceso donde vamos añadiendo ideas, sonidos, tendencias, complejidades, conceptos… en definitiva, llenando nuestro particular archivo cultural. El propio Arturo se ha llenado de todo esto hasta desbordar.
Amante del Garage y del Rock & Roll en sus múltiples facetas, profesor, padre, Tiki escultor, dibujante, ¿continúo?... ha sabido dar un certero puñetazo en la mesa, sin rabia, todo lo contrario, con pasión, un grito desesperado a la simple llamada de “Voy a divertirme”.
Esa es la grandeza de Femur, volver atrás sin dejar de mirar hacia adelante. Una juvenil involución en su constante evolución.
Femur nace en el seno de una pandemia mundial, en el momento ideal para replantearse muchas cosas, nace de la soledad de las cuatro paredes de la Tiki Mansion, aislado, sin contacto físico, como he dicho, los elementos precisos para abrazar sin paliativos “el yo mismo”, la base más elemental del ser humano.
¿A que viene tanta filosofía barata para un disco lleno de monstruos, gasolina, cementerios, serie B a raudales, jóvenes aburridos, brujas sexys y chicas esquivas?, sencillamente porque el despiporre y la diversión a veces se nos olvidan, ¡no es cosa de broma!, Arturo lo sabe, es un verdadero maestro en esta cuestión, la diversión hay que vivirla, sentirla y por supuesto compartirla.
Fiel a su estilo, Femur no dudaba en mostrar desde su primer disco su personalidad, su tozudez, su particular manera de atacar el Garage más peleón y melenudo.
Aquí tienes su “Noche de Walpurgis”, su segundo disco para Wild Cave records, un trabajo mucho más compacto en modo y forma, contundente producción, monolíticas secciones rítmicas, potente órgano, gritos y lamentos, chaparrón de fuzz, fuerza, frescura, potencia… ¡Un pasote!. Absolutamente todo parido por su mente, ¡Honesto, sincero y real!.
Sumérgete en esta bacanal con el trémolo en esta ácida carera que es “Biker Run”, ¡qué inicio!, no te pierdas la Monster party en “Cementerio Bop”, Killer fuzz and organ en su gran hit “Noche de Walpurgis”, “Princesa de Alquiler” o como no olvidar a los primeros Negativos, ¡Maravilla!, ¡Atención!, “No Puedo Hacerte Mía”, la mejor versión de los Seeds que servidor ha escuchado, el sicótico R&B en “Licor Café”, muestra atemporal de Lord Sutch en “Negro y Espeso”, rindiendo pleitesía a los Sex Museum, no es para menos, Fernando Pardo a los mandos en la producción, “Nini Promesa”, es un grito certero a la desidia juvenil, ¡Muévete, coño!, morrocotudo 60’s Punk en “No Puede Ser”, qué orgullosos estarían los Chobs, capas de ritmo en “I Need You Know”, el instrumental “Happy Halloween”, con su Spooky Theremin, ¡Vieja guardia!, “Te quieren matar”, de Fuzz, golpes y sudor.
Que decir del fantabuloso artwork de la carpeta, galletas y funda interior impresa obra del gran Berto Argüelles, ¡Maravilla, amigos!.
¡Gracias Arturo! por sacar el “Yo mismo”, por mantener lo que te hizo diferente y especial hace años, por traernos en un paquete regalo un pedazo de tu juventud, innata, sin pulir, despreocupada, ciega al peligro y atenta a la acción.
No lo dudes, este disco es fantástico, además de las canciones hay un pedazo de “Ti mismo”.
Te lo recuerda el gran Arturo, el gran Femur, sí, el hueso indispensable para bailar y saltar. ¿A qué esperas?
Juanito Wau.